A mitad del otoño el colorín decide desprenderse de sus hojas verde esmeralda y le regala al suelo un tapete acolchado de materia orgánica que se convierte en nutrientes para las demás especies a su alrededor. Luego de que suelta sus hojas, se adorna con flores rojas y espigadas, mismas que se usan en gastronomía mexicana. En primavera nacen hojas nuevas y producen unas vainas que liberan varios frijoles de color rojizo. Algunos las han utilizado para crear arte a imaginación. La corteza del tronco, es de madera suave, esto les da porosidad y con las lluvias las ramas acaban desgajándose. De ahí que el Colorín sufra podas extremas. Aun así, la belleza revive entregando a la naturaleza troncos y hojas repletos de vida. El Colorín para los aztecas era un árbol mágico sagrado. Endémico de Norte y Centro America. En Veracruz es conocido como Gasparín. Actualmente es poco conocido.
Actualmente, solicitamos donativos para todo lo relacionado a nuestra labor en la comunidad de Sosnabar, municipio de San Miguel de Allende, Guanajuato, México.